
Y ¿ qué es el desamor ?
Tal vez el principio del odio o el descubrimiento del odio que estaba o estuvo todo el tiempo latente. El odio tiene muchas facetas; a veces se presenta con la máscara de la indiferencia, a veces con la de una reprobación de tan sólo algo concreto, como si cualquier cosa concreta no tuviera que ver con la totalidad de la persona. A veces el odio se presenta como un rencor, a veces como una envidia y siempre como un rechazo. Frente a una demostración de desamor, uno se queda como desvalido, como si se hubiera presentado con un ramo de flores y le hubieran dado con la puerta en las narices. Es el desconcierto, el no entender nada de lo que está ocurriendo, y es que el desamor quiere exactamente eso, desconcertar al que siente como oponente. Es una batalla desigual, porque a una mano tendida se le da un puñetazo. Es un cambio de registro unilateral, sin aviso previo, ni tan sólo una declaración de hostilidades clara.Pero después de muchas dudas acerca de qué ofensa puede haber provocado aquella situación, uno se da cuenta de que no es una ofensa, es sencillamente que el desamor hace acto de presencia como una señal inequívoca del odio.Al ser humano le cuesta encajar que alguien le odie; existe una especie de mecanismo de defensa que intenta una y otra vez establecer puentes de buena voluntad, que, a su vez, son destruidos una y otra vez. Reconocer la presencia del desamor no es cosa fácil, porque equivale a asumir que uno no es querible para todos.
Y ¡qué se le va a hacer! Cada cual tiene derecho a escoger sus afectos y a alejarse de las personas que considera non gratas para su equilibrio personal.De la misma manera, cada cual debe protegerse de esos desamores cercanos que impiden la paz interior. Existe una vara de medir esas cuestiones afectivas que resulta infalible, el respeto. Cuando el respeto se pierde, hay que alejarse sin ninguna duda. Frente a una demostración de desamor, uno se queda como desvalido, como si se hubiera presentado con un ramo de flores y le hubieran dado con la puerta en las narices. Es el desconcierto, el no entender nada de lo que está ocurriendo, y es que el desamor quiere exactamente eso, desconcertar al que siente como oponente. Es una batalla desigual, porque a una mano tendida se le da un puñetazo. Es un cambio de registro unilateral, sin aviso previo, ni tan sólo una declaración de hostilidades clara.